domingo, mayo 09, 2004

Fin de la jornada.
Otro tema demasiado complejo de explicar y sobre el cual no se me permite dar mayores detalles, es el mecanismo que nos permitiría saltar en el tiempo, solo les diré que este sistema tenía dos partes fundamentales una en la nave y otra en tierra.

Un láser atómico desde el trasbordador crearía un túnel de plasma a través de la atmósfera, ionizando el camino para que el haz de radiación electromagnética, emitido por un generador en tierra, por medio de algo parecido a una antena parabólica enorme, consiguiera alterar el campo ionizado que rodeaba la nave, creando una anomalía controlada en el continuo espaciotemporal, al mismo tiempo la supercomputadora terrestre generaría el mapa molecular muy rápidamente, almacenándolo de forma muy segura para que estuviera allí e invertir el proceso en el futuro. Una vez generado el mapa se iniciaría el proceso de dispersión molecular, luego un pulso electromagnético de gran potencia provocaría la inversión de masa del conjunto viajero y su transformación a energía lumínica en forma de fotones, antes que estos fotones se liberaran escapando en todas direcciones, la anomalía sería ensanchada para absorberlos muy rápidamente, (estamos hablando de velocidades siderales). Un proceso inverso se llevaría a cabo en el futuro. Debo aclararles que todo el espacio utilizado para este proceso una vez comenzado éste, ya estaría en el futuro, o sea todo se llevaría a cabo en este mismo instante, cuando el generador de tierra terminara el proceso, hemaktl y todos nosotros ya estaríamos en el futuro con nuestra estructura molecular restaurada.

Un simple observador en la tierra solo hubiese visto una nave que de pronto se transforma en luz e implosiona muy rápidamente, desapareciendo.

Previo a todo este proceso, existía una fase de “limpieza”, en la cual se esterilizarían y barrerían todos los cuerpos extraños tanto dentro como fuera de la nave, creando un vacío que se extendería hasta 10 cm en torno al trasbordador, para este proceso se utilizaría la membrana incandescente y el sistema de inversión magnética, de allí la necesidad de utilizar cápsulas presurizadas para mantener nuestros procesos biológicos activos durante el transcurso del mismo.

Las pruebas habían concluido con éxito, solo faltaban algunos pequeños ajustes, de los que se encargarían los técnicos.

Las penumbras ya inundaban los valles lejanos, y una leve nevada había comenzado a caer, mientras nuestro grupo se preparaba para la cena. La satisfacción se reflejaba en los rostros de mis compañeros y una leve sonrisa se dibujaba, velada, en la fisonomía del general.